martes, 8 de marzo de 2011

Cine Español ¿Amor u odio?

Que sentimos por el cine español ¿admiración o repulsión? Mientras que en el cine americano, por ejemplo, si podemos distinguir ciertas posturas críticas, no todo es blanco o negro, en nuestro cine no hay cabida para este debate. En España lo amamos o lo odiamos y mayoritariamente se odia más que se ama.



Dada la situación actual por la que atraviesa poco ayuda a cambiar este sentimiento. Una década colmada de malas cifras, cambios y reformas que no conducen a nada o no consiguen los resultados esperados y una opinión pública que mantiene una única visión, nuestro cine es "malo".

Esta es la frase que oímos con mayor frecuencia en cualquier debate sobre la industria cinematográfica española, la escasa calidad y falta de creatividad. ¿Pero es ese en realidad el problema?

Muchas son las opiniones que se han formulado en los últimos meses sobre este tema a raíz de la famosa Ley Sinde -entre ellas la de mi compañero Juan-, a la cuál hasta se opuso el ex-presidente de la academia Alex de la Iglesia @AlexdelaIglesia y las subvenciones estatales destinadas a esta industria, muy criticadas por los contribuyentes que muchos califican de desacerbadas y que ostenta cada año resultados más nefastos. En 2007, 15,8 millones de espectadores acudieron a las salas de cine para ver películas españolas recaudando 66,6 millones de euros, las ayudas estatales fueron de 66 millones de euros produciéndose en ese año 172 películas siendo la más vista El Orfanato; En 2010 se refleja de nuevo la crítica situación por la que atraviesa el sector, tan solo 10,5 millones de espectadores acudieron a las salas de cine recaudando 69,7 millones de euros, las ayudas estatales alcanzaron los 89,4 millones de euros y el numero de producciones realizadas se mantuvieron en unas 173 películas, ese año la película más taquillera fue Tres metros sobre el cielo.

¿Qué reflejan estos datos? ¿Un exceso de ayudas o de producciones? Teniendo en cuenta que estas ayudas solo representan el 18% de la financiación total de la industria cinematográfica y que España es uno de los países que destina una menor suma de dinero en dichas subvenciones, mientras que en Francia estas ayudas son siete veces superiores a las españolas y no hablemos de las cifras estadounidenses. Por lo tanto deberíamos replantearnos dichas conclusiones y hablar sin embargo de una nefasta distribución y empleo de ellas.

Otro de los planteamientos que emplea el sector contrario a este cine, es la carencia de calidad y creatividad y la escasa conexión con el gran público. Planteamiento contradictorio teniendo en cuenta la larga lista de cineastas con un talento indudable y que alagan fuera de nuestras fronteras otorgándoles numerosos premios que lo manifiestan. Entre ellos podemos destacar a Alejandro Amenábar, Fernando Trueba, Iciar Bollaín, Pedro Almodóvar. Y los nuevos cineastas como Jaume Collet-Serra o Francisco Javier Gutiérrez que triunfan es EEUU con thriller de terror o ciencia ficción.

El gran problema del cine español es el público, y la doble personalidad del primero. Nuestro cine pretende asombrar, conmover, hacernos pensar a la vez que crear acción, entretenimiento, elevados beneficios económicos y esta combinación rara vez se consigue. La primera y por la cual se caracteriza es escasamente rentable, pero necesario para la cultura de un país, para fomentar un pensamiento crítico, películas que "hacen pensar", afín y al cabo el cine es arte y como tal ante todo subjetivo. De todos modos en los últimos años se ha impulsado una nueva oleada de películas con un perfil más comercial como pueden ser, “Tres metros sobre el cielo”, “Ágora”, “Fuga de cerebros” que consiguieron alcanzar el éxito en taquilla debido en gran parte a las campañas publicitarias y de marketing que se realizaron para darse a conocer a un amplio público, y es ahí donde erradica la gran problemática del cine español y los tan escuchados comentarios como “nuestro cine es malo” “aburrido” “incomprensible”. Cuando muchos de esas personas ni si quiera han visto las películas o el tipo de cine al que hacen referencia.

Como dijo hace unos días Borja Cobeaga en un artículo en el diario el País: "Muchas veces pienso que la salvación del cine español pasa por una campaña de publicidad diseñada por Don Draper. Sólo si el protagonista de la serie sobre el mundo publicitario Mad Men concibiese un lavado de cara para la cinematografía española habría una posibilidad de que el público dejase de odiarnos" ¿Está viviendo la industria cinematográfica española una revolución, el inicio de una nueva etapa? Y en esta nueva etapa para el cine español ¿lo amaremos o lo odiaremos?

Por último, baile de cifras que ponen de manifiesto la compleja situación del cine español dentro de nuestro país. La FAPAE ha publicado la recaudación de las películas españolas en el extranjero, de 144 millones de euros. Casi 40 millones más que en el interior de nuestras fronteras.

7 comentarios:

  1. Genial entrada, Isabel; me encanta. Llevas toda la razón en lo que dices: El sentimiento general del público español es que nuestro cine "es malo". Como anécdota, yo tenía un profesora en el instituto que decía "Yo no veo cine español porque sólo hay escenas de guerra y cama". La verdad es que hay de todo y que yo creo que, cada vez más, el cine español trata temas diversos (como es el caso de Ágora). Además, como se suele decir: Para gustos, los colores.

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  2. Creo que te has metido en terreno peligroso. Yo soy el primero que dice que la música y el cine españoles son terribles. Y sí, así de claro lo digo, y mis motivos tengo para ello, puesto que ya no es una cuestión de mero gusto, sino de calidad (y creo estar en posición de decirlo, como consumidor devoto de música y cine españoles). Y, si bien es cierto que muchas películas españolas tienen, por ejemplo, desnudos que no se comprenden ni vienen al caso, existen algunas pocas películas que se salvan.

    Personalmente, no soy un gran admirador de los supuestos "grandes" de nuestro cine, pero sí que me gusta mucho Belén Rueda, por poner un ejemplo. De hecho, creo que el mejor cine español son los thrillers, suspense y similares: "El orfanato", "Los ojos de Julia", "Frágiles", "La habitación de Fermat", "Los crímenes de Oxforx" (francohispana), "Los cronocrímenes"... Sé que internacionalmente destacan más los dramones, pero a mí no me entusiasman demasiado (y si ya nos metemos en el tema de la comedia, mejor apaga y vámonos).

    Creo, de todos modos, que tienes mucha razón al decir que existe una predisposición negativa de los españoles hacia nuestro propio cine, pero está bastante justificada. No obstante, debemos tener en cuenta que, en general, los españoles vivimos acomplejados y nos creemos a la sombra de otros países, especialmente EEUU. Basta decir algo en inglés para que ya suene mejor. Quizá con el tiempo nuestro cine consiga mejorar y no existan generalizaciones como la que has retratado en tu entrada.

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  3. En mi opinión, no se puede comparar lo destinado a la industria cinematográfica y subvenciones en países como Estados Unidos o Francia, ya que su situación es bastante más holgada que en nuestro país; pero sí sería conveniente que desde dentro apoyasemos más "nuestro" cine.
    Personalmente, a mí el cine español me gusta mucho. Sí es verdad que hay muchas "españoladas", pero sucede lo mismo (y más últimamente) con las "americanadas", de las que no se habla tanto. Hay muchas películas españolas a las que no se hace caso por ser eso, españolas; aunque la recaudación que tienen en otros países demuestra que sí son dignas de ver.
    Muy buena entrada, Isabel.

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  4. Gran artículo Isabel, enhorabuena!
    Yo la pregunta que me hago es: ¿Qué es el cine español? Bueno, en realidad es: ¿Qué cree la gente que es el cine español? Para mi el cine español es todo lo que se haga en nuestro país, pero sobre todo películas más pequeñas, que pasan desapercibidas para el gran público, y que son pequeñas joyas como "Héroes", "Secuestrados", "Bon appetit" o "Pa negre" si no hubiera triunfado en los Goya.
    Para el gran público es Almodovar, Torrente, 3 metros sobre el cielo... Películas que la gente crítica su calidad, pero que sin embargo, son las que van a ver, como demuestran las cifras de taquilla.
    Pues bien, la clave es hacerles llegar a esta gente, las películas que he nombrado antes. La pregunta entonces es: ¿Cómo?
    Un saludo de tus nuevos seguidores

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  5. Una reflexión muy interesante. En mi opinión, considero que el cine español está pagando demasiado caro la pésima fama que tiene en nuestro propio país. Como bien dices, muchas películas son condenadas por personas que ni siquiera las han visto y se permiten el lujo de calificarlas de malas, pero eso sí, muchas veces acuden al cine a consumir cine "made in USA" sin tener ni idea de si lo que tienen delante es una tremenda basura.
    Por lo general, el consumidor medio de cine español solo lo hace o bien cuando se juntan una serie de actores y actrices atractivos y famosos, o cuando son muy laureadas. Prueba de ello son por un lado, Mentiras y Gordas, que en su primera semana en la cartelera desbancó de la primera posición nada más y nada menos que a Gran Torino de Clint Eastwood; o la recién ganadora del premio Goya a la mejor película, Pa Negre, cuya recaudación después de ganar el máximo galardón que otorga la academia de cine español triplicó su número.

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  6. "Cuando muchos de esas personas ni si quiera han visto las películas o el tipo de cine al que hacen referencia", en estas líneas has resumido estupendamente la razón por la cual el cine español tiene esa fama, Isa. Existe una creencia muy estereotipada de que el cine español es malo, y la gente se lo cree. Total, para qué vamos a perder el tiempo comprobando por nosotros mismos si es así, si siempre podemos esperar a los Oscar, y que ellos nos digan qué películas son buenas y cuáles no. Hay personas que tienen muy poco interés, y a otras parece que simplemente les gusta el cine comercial, con grandes campañas publicitarias. Sinceramente, yo le recomiendo a todo el mundo pensar un poco más por sí mismos, juzgar con sus propios ojos, y no echar tierra encima del trabajo de los demás solo porque otros lo dicen, y ya puestos, porque así parece que entendemos de algo.

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